En los primeros días de septiembre de 2023, las lluvias torrenciales provocadas por la DANA ocasionaron el desbordamiento del arroyo Grande, afluente del Alberche, lo que resultó en la destrucción del puente existente en la carretera M-507. La estructura, compuesta por dos vanos de vigas prefabricadas y con una longitud total de 40 metros, colapsó, dejando a Aldea del Fresno parcialmente incomunicada. El proyecto tiene como objetivo la restitución urgente del tránsito rodado en la carretera M-507, la demolición del puente colapsado y la construcción de un nuevo puente más resistente y adaptado a las necesidades actuales de la infraestructura.

Las características del nuevo puente son las siguientes:

• Longitud total de 80 metros, dividida en dos vanos de 40 metros cada uno. El ancho de la calzada es de 14 metros, con dos carriles de 3,50 metros, arcenes de 1,50 metros y un carril ciclista de 2,70 metros (previsto). El esviaje del cruce es de 45º.
• Estructura mixta compuesta por dos cajones metálicos y una losa de hormigón ejecutada sobre prelosas que abarcan el ancho completo de la sección. El canto es variable, entre 1,35 y 2,60 metros.
• Dos fustes cimentados con pilotes de 1,50 metros de diámetro, protegidos por escollera para prevenir socavaciones.
• Estribos cerrados y rectos con cimentación profunda, protegidos con escollera en las aletas para evitar la erosión.
• Apoyos elastoméricos anclados en pilas y estribos.

Dada la importancia de la carretera M-507 para el tráfico de la zona, incluyendo un gran porcentaje de vehículos pesados, la restauración urgente de la comunicación se logró dos meses después del desastre. Se habilitaron dos pasos provisionales: un puente desmontable tipo Mabey de 50 metros, instalado por el Ejército de Tierra, y un paso con marcos de hormigón. La puesta en servicio de dos pasos evita la semaforización para facilitar un tránsito seguro y fluido.

El proyecto incluye la redacción del proyecto, la dirección de obra y la asistencia técnica con control y vigilancia.

La riada no solo arrastró el tablero y la pila del puente preexistente, sino que también colapsaron ambos estribos y se erosionó el terraplén, ampliando el cauce de 40 a 80 metros. Este aumento del cauce, junto con el esviaje de 45º y la transición de peraltes en una zona de curva y contracurva, generó condiciones técnicas complejas para el diseño del nuevo puente.

Por otro lado, no pudo elevarse la rasante, muy cercana al nivel del río, ya que ello habría afectado a los desvíos provisionales. Para adaptarse a estos condicionantes, el nuevo puente utiliza dos cajones metálicos, más fáciles de fabricar y montar que una pieza única. El canto variable es muy pronunciado, de forma que la parte del apoyo central aporta una gran rigidez y atrae la flexión para permitir un canto reducido en la zona de canto constante de forma que se amplie la sección hidráulica. Las pilas del cauce están cimentadas sobre pilotes, lo que evita la construcción de encepados, particularmente complicada en presencia de agua.

El acero autopatinable utilizado en la estructura garantiza un mantenimiento reducido y una alta durabilidad, factores clave para mejorar la resistencia de la obra frente a futuras inclemencias. La durabilidad y facilidad de mantenimiento son ideas rectoras de todo el diseño.

Al finalizar la obra, se restauran las condiciones naturales del cauce y se rehabilita el entorno ambiental tras el desmontaje del desvío provisional.