La estructura del estadio de Mendizorrotza es el resultado de un conjunto de intervenciones realizadas a lo largo de los últimos años. Desde su construcción en 1923 hasta las últimas obras ejecutadas entre 1998 y 2004, una serie de actuaciones parciales de ampliación han modelado heterogéneamente la configuración del edificio.
El proyecto de remodelación del nuevo estadio pretendía ampliar y mejorar el confort, así como restaurar y consolidar un edificio que, debido a las diferentes modificaciones -algunas de ellas de dudosa calidad-, presentaba varias patologías notables que ya habían desencadenado obras de reparación en el pasado. Por lo tanto, el objetivo era conseguir un estadio más amplio, seguro, cómodo y fácil de mantener.
En consecuencia, se propuso una intervención integral de la construcción que conservara los elementos razonables y eliminara los innecesarios o dudosos. A su vez, se diseñó una forma concéntrica para aumentar la huella y la volumetría actuales.
El diseño abarcó el aforo general y VIP, así como la construcción de una nueva cubierta para todos los asientos y la eliminación de las columnas existentes; la creación de un espacio comercial integrado en el edificio con acceso y uso independientes; la mejora de los accesos y flujos y la creación de asientos para personas con movilidad reducida.