La presencia de este gran puente marca la entrada a San Esteban de Gormaz desde hace muchos siglos, los mismos que lleva dando servicio, primero a carros y carreteras y actualmente a coches y camiones cargados de madera prestando servicio dentro de la N-110. Esta presencia imprime carácter a la zona y ayuda a entender lo que ha sido el municipio a lo largo de su historia.
El puente que nos ha llegado hasta nuestros días es un puente de bóvedas de fábrica de 16 vanos que salva el río Duero que en este punto presenta un cauce amplio organizado en dos grandes cursos. La rasante es en lomo de asno y las bóvedas son de medio punto y de luces distintas. Las pilas presentan tajamares aguas arriba y aguas abajo, que en su parte superior sirven de refugio para los peatones.
La fisonomía del puente actual es el fruto de un gran número de intervenciones ocurridas desde casi el primer día de su construcción hasta principios del siglo XX, sufriendo su última intervención de importancia en el año 1.929. En esta última intervención, se amplió la plataforma mediante un ensanche de hormigón armado de 6.00 a 8.00m. La longitud total del puente es de 200 metros aproximadamente.
El puente presentaba desde carencias funcionales, fruto de los requerimientos actuales de nuestras carreteras (ancho de plataforma insuficiente, sistemas de contención fuera de normativa, etc..) , daños importantes generalizados debidos a procesos de deterioro relacionados con la durabilidad, problemas severos en su interacción con el cauce (problemas de socavación general fruto de la poca capacidad de desagüe de estos puentes) hasta problemas locales relacionados con un mal funcionamientos resistente debido a que muchas de las intervenciones ocurridas en el pasado no habían entendido correctamente el peculiar funcionamiento resistente de estos puentes.
Finalmente, después de llevar a cabo los estudios pertinentes y tras estudiar diferentes posibilidades y soluciones, se decidió no alterar los alzados del puente, dejando la anchura de la plataforma en los 8.00 y los pretiles de sillería actuales. Se entendió que forzar una ampliación mayor e incluir un sistema de contención moderno, si bien pondría en norma el puente y mejoraría su funcionalidad, alteraría totalmente su valor patrimonial. Por otra parte, se llegó a un acuerdo con la Confederación Hidrográfica para llevar a cabo unas obras de protección de cauce con diferente nivel de intensidad en función de la problemática pero respetuosas en cualquier caso con el entorno. Por último, se llevó a cabo una restauración completa de las fábricas del puente mediante restauradores que permitieron sacar a relucir los diferentes detalles constructivos y el verdadero valor de este magnífico puente.
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