En el corazón de la ciudad, se abre una plaza circular de unos 100 m de diámetro de la cual emerge “La Vela” o el edificio vertical. Esta gran piedra de hormigón tiene veinte plantas sobre rasante, tres sótanos y casi cien metros de altura desde cota de calle. Su alzado es ovalado y asimétrico con un contorno formado por cuatro cuadrantes de circunferencias tangentes que forman una corona que se trunca en la base, siendo todo ese contorno un muro de hormigón armado de espesor variable, visto en la mayor parte de su superficie. 

La singularidad de la geometría de “La Vela” y las exigencias de los acabados, todos en hormigón, han derivado en un proyecto que requirió soluciones estructurales y medios auxiliares específicos para esta obra y más propios de la construcción de las grandes obras civiles.