El Viaducto de Madrid es una obra monumental y emblemática, quizá el puente más célebre de la capital de España por diferentes motivos, algunos de ellos luctuosos. Permite el cruce de la calle Bailén sobre la de Segovia (y es por ello que es también llamado viaducto de Bailén o de Segovia), salvando un desnivel de unos 30m. Este viaducto, inaugurado en 1942, tiene 135m de longitud y unos 20m de anchura, con dos carriles por sentido más aceras y está perfectamente integrado en la trama urbana de la ciudad. Consta de cinco vanos, con luces aproximadas 12,4m-36,5m-36,5m-36,5m-12,4m. Originalmente el funcionamiento del puente era el de arco de tablero superior; éste era de hormigón armado y se apoyaba mediante montantes en los arcos, pero en 1978 se cambió el funcionamiento estructural original del puente al descubrirse un problema químico (ataque por sulfatos) en el hormigón de los arcos que en ese momento se consideró irreparable. Por tanto, sus tres vanos centrales fueron demolidos y sustituidos por un nuevo tablero continuo de hormigón pretensado y aligerado, de 1m de canto y 110m de longitud total, capaz de salvar luces de 36m entre ejes de pilas sin apoyar en los montantes/arcos. De este modo, estos últimos quedaron fuera de uso estructural, manteniéndose como meros elementos ornamentales.

Durante el desarrollo de las obras antes mencionadas, al tener acceso mediante andamios a zonas hasta entonces inaccesibles durante las inspecciones periódicas, se descubrió que el tablero de 1978 se había apoyado en algunos de los montantes de nuevo, debido a que la gran esbeltez del tablero de hormigón pretensado, junto con la minusvaloración de la fluencia, había derivado en unas flechas importantes en el tablero que habían acabado por apoyarlo de nuevo en el arco, transmitiéndole carga.

Este inesperado esquema estático del tablero puede provocar un comportamiento indeseado y/o daños en el mismo, ya que, por un lado, tanto el armado pasivo como el activo (cantidad y trazado de los tendones de postesado) han sido previstos para trabajar sin esos apoyos intermedios y, por otro lado estos contactos asimétricos y no uniformes también pueden provocar daños en los antiguos arcos de hormigón armado.

Por todo lo anterior, adicionalmente a las actuaciones ya realizadas concentradas en la puesta en valor del puente, se redactó un nuevo proyecto donde se elevaba el tablero continuo (vanos 2 a 4) mediante un gateo controlado de sus vanos extremos (2 y 4), se rebajaban las riostras y claves de arcos en esos mismos dos vanos -se proponen 7cm- para conseguir mayor holgura y descenso del tablero a su posición deformada natural, desarrollando así su flecha impedida.