El viaducto Martín Gil fue construido entre 1934 y 1942, en el contexto de la modernización de las infraestructuras ferroviarias españolas. Este puente destaca por su diseño curvo y sus trece vanos, entre los cuales resalta un arco principal de hormigón armado con una luz total de 209,80 metros. En el momento de su finalización, este se convirtió en el arco de hormigón con mayor luz del mundo.

La obra fue proyectada por el ingeniero Francisco Martín Gil, cuyo nombre lleva el viaducto, y ejecutada bajo la supervisión del prestigioso ingeniero Eduardo Torroja Miret, reconocido por su innovación en el uso del hormigón armado. Este viaducto se construyó para salvar el embalse de Ricobayo, formando parte de la línea ferroviaria Zamora-A Coruña. La construcción representó un desafío técnico de gran magnitud, especialmente debido al uso de la técnica de autocimbra. Este método consistía en emplear arcos metálicos como soporte del encofrado durante el vertido del hormigón, que posteriormente quedaban embebidos para actuar como armadura adicional.

Además de su relevancia técnica, el viaducto es considerado una obra emblemática de la ingeniería civil española, no solo por sus dimensiones excepcionales, sino también por las soluciones innovadoras implementadas pese a las limitaciones tecnológicas de la época. Durante décadas, este puente ha simbolizado el progreso técnico y el compromiso con el desarrollo de la infraestructura ferroviaria nacional.

Hoy en día, este viaducto, de gran relevancia histórica y funcional, requiere intervenciones para garantizar su durabilidad, seguridad y funcionalidad estructural. La rehabilitación busca preservar esta emblemática infraestructura del patrimonio español y asegurar su operatividad en el actual contexto del transporte ferroviario.

El objetivo principal una rehabilitación integral del viaducto. Esto incluye la reparación de daños existentes, la protección contra futuros deterioros y la mejora de su seguridad estructural y funcional. Asimismo, se integrarán medidas para minimizar el impacto ambiental y alargar la vida útil de la estructura.

Se contemplan actividades como la retirada de vegetación y la limpieza de superficies mediante chorro de agua, lo que permitirá preparar adecuadamente las áreas a intervenir. Se repararán secciones deterioradas de hormigón y se rejuntarán sillares para restaurar la integridad estructural del puente. También la aplicación de tratamientos inhibidores de corrosión y sistemas de impermeabilización para prevenir futuros daños.

Otras intervenciones clave incluyen la sustitución de las barandillas, la mejora del sistema de drenaje para evitar filtraciones, y la optimización del trazado ferroviario con el fin de redistribuir las cargas y mejorar la estabilidad estructural. Además, se han empleado soluciones técnicas complejas de andamios colgados para facilitar el acceso a zonas complejas, como el arco principal y las pilas sobre el embalse.

Los trabajos contratados comprenden la asistencia técnica en las diferentes etapas: análisis del proyecto, elaboración de planes de control de calidad y gestión documental, vigilancia ambiental y de seguridad durante las obras, y la redacción de la documentación “as built” tras la finalización de los trabajos.

La ejecución de las obras tiene un plazo estimado de 16 meses y un presupuesto total de 5.902.903,02 €, distribuido de la siguiente manera: obra civil (87,7%), vía (9,0%), gestión de residuos (1,1%), seguridad y salud (1,9%) e integración ambiental (0,2%).