Durante el segundo semestre de 2015, Dragados ejecutó para el Ayuntamiento de Madrid las obras de rehabilitación integral de la estructura del Viaducto de la calle Bailén sobre la calle Segovia, viaducto que sin duda es una de las señas de identidad de la capital de España. Estas obras, que se englobaban dentro del Contrato de Gestión Integral de Infraestructuras Viarias de la Ciudad de Madrid (del que es adjudicatario Dragados) fueron dirigidas por Ines Ingenieros Consultores. Asimismo, había sido también Ines Ingenieros el autor del proyecto de reparación, durante los últimos meses de 2014.
Este viaducto nació de hierro en tiempos de la Primera República, hace ya más de 140 años, para, posteriormente, en la década de 1930, ser sustituido por uno de hormigón que seguía uniendo al Palacio Real y la Plaza de Oriente con la Basílica de San Francisco el Grande, siempre salvando el fuerte desnivel de lo que alguna vez fue un valle y hoy conocemos como la calle Segovia.

El viaducto actual fue, por tanto, construido en la década de 1930 e inaugurado en 1942, no obstante, su actual tablero es más moderno, dado que su construcción concluyó en 1978, para reemplazar al anterior, previamente demolido por una patología muy acusada en toda su extensión provocada por ataques de sulfatos. Este nuevo tablero de 1978 es continuo y cubre los vanos 2 a 4 del viaducto actual, es decir, fue proyectado para comportase como un elemento continuo de unos 110 m de longitud total y luces parciales iguales de aproximadamente 36.50 m (distancia entre pilas P1-P2, P2-P3 y P3-P4). En otras palabras, el tablero actual fue concebido para apoyar en las pilas P1, P2, P3 y P4 (pilas nuevas materializadas hábilmente entre los arcos antiguos) pero no en los arcos (o sus montantes) que sí soportaban el viaducto anterior. Con esto se deduce que la función actual de los antiguos y conocidos arcos y montantes de los vanos 2 a 4 es puramente ornamental: en los ’70 se mantuvieron porque ya formaban parte del paisaje y de la identidad madrileños.